
01 Sep La realidad climática en el mediterráneo
La realidad climática en el mediterráneo y sus efectos en el olivar
Dr. Robert Savé M.
Los fitosociólogos a principios del siglo XX, los científicos Mooney, Fuentes y Montenegro (universidades de California, y Pontificia Católica de Chile) en los años 70 del siglo pasado, y un trabajo del CREAF/IRTA a principios de los 90, dejaron bien asentado y claro, que existe un ecosistema mediterráneo con características propias y por tanto con formas de vida y de relaciones entre ellas específicas y diferentes a las de otros hábitats y ecosistemas.
Destacándose en el mismo, las altas temperaturas, a veces intensas y prolongadas, junto con sequía en verano, así como el frío con lluvia y con años extraordinariamente fríos en invierno.
Estos dos fenómenos condicionan a baja intensidad la productividad de los ecosistemas, y a elevada intensidad su mortalidad, y por tanto la distribución en espació y tiempo de individuos y sociedades (especies animales y vegetales, bosques, cultivos, ríos y torrentes, características de las aguas litorales…).
En resumen, sin agua y con temperaturas extremas a la alta o baja, hay grandes y graves problemas de viabilidad productiva/económica, incluso biológica.

El cambio climático no ha hecho más que mostrar al alza estos rasgos diferenciales, haciendo casi una caricatura de nuestro clima, y además añadiéndole, mucha más incertidumbre espacial y temporal, de la que ya existía.
Así, recordando lo que ha sucedido meteorológicamente hablando en los últimos años, se aprecia cómo la sequía es cada vez más extensa, importante y redundante en buena parte de la cuenca mediterránea, así como que las olas de calor repetitivas inciden en la maduración del fruto y sus cualidades organolépticas, y también, que importantes periodos fríos, sin una clara tendencia temporal, entre finales de invierno y primavera, afectan a la floración y primeros estadios del fruto. En resumen, la meteorología, el clima, inciden negativamente en la producción agrícola en términos cuantitativos y cualitativos.
Estos fenómenos tienen que ayudarnos a ver y entender la realidad del sector agropecuario, en el que, con una sola solución, el riego, no es suficiente para poder producir, y, por tanto, es importante repensar la agronomía y el territorio, poniendo en cada lugar lo que mejor vaya a corto, medio y largo plazo.
Es importante por el modelo socioeconómico, el cultural, el mantenimiento de la población y del paisaje, pero también, por un modelo de seguridad y soberanía alimentaria, que se quiera o no habrá que asumir, dada la objetivamente clara información respecto a que a mediados del siglo actual se prevé una reducción media de un 17% en la disponibilidad de alimentos asociada al cambio climático en el mediterráneo (1,2,3).
El MAPA describe que el olivar español ocupa unos 2.6 M de ha, tanto de cultivo como de ejemplares aislados, con funciones relictuales y/o ornamentales. Esta superficie, eminentemente en secano, muestra una tendencia a la transformación en regadío, pero limitada por la disponibilidad real de agua, que ya se ha comentado, y también virtual, dado su coste e impacto en carbono para su extracción, transporte y presurización. España es el primer país productor de aceite de oliva del mundo y también el primero en superficie.
Esta importancia agrícola, socioeconómica, cultural y paisajística hacen que el olivar deba adaptarse al cambio climático mediante métodos y sistemas agronómicos que le permitan ser resiliente al mismo (4,5) y a su vez, por su extensión en espació y tiempo, lo convierten en una extraordinaria herramienta para la mitigación al cambio climático dada la importante fijación de carbono en suelos y estructuras leñosa que desarrolla (6,7).
Sin duda, el olivar es un símbolo de historia, con proyección de futuro debido a su resiliencia y mitigación al cambio climático.

Dr. Robert Savé M. investigador emérito del IRTA, profesor ecología de la UAB
LINK AND BIBLIOGRAPHY
1.- https://www.medecc.org/wp-content/uploads/2021/05/MedECC_MAR1_SPM_SPA.pdf
2.- https://www.medecc.org/wp-content/uploads/2021/05/MedECC_MAR1_3.1_Water.pdf
3.- https://www.medecc.org/wp-content/uploads/2021/05/MedECC_MAR1_3.2_Food.pdf
4.- Funes I., Savé R., de Herralde F., Biel C., Pla E., Pascual D., Zabalza J., Cantos G., Borràs G., Vayreda J. & Aranda X. 2021. Modeling impacts of climate change on the water needs and growing cycle of crops in three Mediterranean basins, Agricultural Water Management 249:1-14. https://doi.org/10.1016/j.agwat.2021.106797
5.- Funes, I., Savé, R., Rovira P., Molowny-Horas, R., Alcañiz, JM., Ascaso, E., Herms, JI., Herrero C., Boixadera, J. and Vayreda, J. 2019. Agricultural soil organic carbon stocks in the north-eastern Iberian Peninsula: drivers and spatial variability. STOTEN-D-18-12688R1.
6.- Funes, I., Molowny-Horas, R, Savé, R., De Herralde, F., Aranda, X. and Vayreda. J. 2022. Carbon stocks and change in Mediterranean woody crop biomass over the 2010s in NE Spain. Agronomy for Sustainable Development 42 (98): 97-112. https://doi.org/10.1007/s13593-022-00827-y
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