La biodiversidad, un recurso indispensable

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“Biodiversidad» es una palabra que aparece cada vez con más frecuencia en las agendas de gobiernos y organismos internacionales a medida que crece la preocupación por la conservación de la biodiversidad y la pérdida irreparable de ciertas especies. En el caso del olivo, existe un peligro real de erosión genética debido a la creciente tendencia a utilizar un número cada vez menor de variedades.

En mi carrera profesional, tuve el honor de trabajar durante 23 años en el COI – Consejo Oleícola Internacional (www.internationaloliveoil.org), donde asumí el cargo de jefe del departamento de investigación, desarrollo y medio ambiente. En este ámbito fueron muchos los proyectos que se llevaron a cabo en los países Miembros de este prestigioso Organismo intergubernamental; sin embargo, uno de los más importantes, y quizá al que más cariño tengo, fue el proyecto RESGEN: un proyecto sobre la conservación, caracterización, recolección y utilización de los recursos genéticos del olivo.

Olivos en las colinas italianas

EL PROYECTO RESGEN

Francesco Serafini en la COP 22 de Marruecos

Concebido inicialmente como una iniciativa conjunta de la Unión Europea y el COI para recoger, caracterizar y conservar la biodiversidad genética del olivo en los países productores de la Comunidad, el proyecto se amplió posteriormente a otros países y en total fueron 22 los que participaron en el proyecto: Albania, Argelia, Argentina, Chipre, Croacia, Egipto, Eslovenia, España, Francia, Jordania, Grecia, Irán, Israel, Italia, Líbano, Marruecos, Montenegro, Portugal, Siria, Túnez, Turquía y Uruguay. El proyecto pretendía preservar la riqueza de la variabilidad genética de los olivos en colecciones nacionales de referencia para el proyecto y en tres colecciones internacionales.

LAS CUATRO COLECCIONES INTERNACIONALES

El objetivo del proyecto era realizar prospecciones en el campo para recuperar el germoplasma aún no identificado y estudiar este patrimonio genético. El alcance de este proyecto era por tanto muy ambicioso.

Se crearon 22 colecciones de referencia del proyecto en los 22 países participantes y tres colecciones internacionales, concretamente en Córdoba (España), Marrakech (Marruecos) e Izmir (Turquía). Este año se ha incorporado otra colección internacional que ha sido reconocida como tal por el COI. Esta colección internacional se encuentra en San Juan (Argentina). Los países participantes multiplicaron sus variedades caracterizadas morfológicamente y las enviaron a las colecciones internacionales.

Ahora bien, ante el evidente cambio climático que está experimentando nuestro planeta, la conservación y el estudio de la biodiversidad del olivo resulta ser una prioridad y será, sin duda, una de las claves para hacer frente al problema.

El Banco Mundial de Germoplasma de Córdoba

LA IMPORTANCIA DE LOS DOS PARÁMETROS:  TERMOPERÍODO Y FOTOPERÍODO

La identificación de las características específicas que permiten al olivo resistir los fenómenos meteorológicos extremos, las variaciones de temperatura y las enfermedades permitirá a los agricultores plantar variedades de olivo más resistentes en el futuro. Quisiera recordar que para que una planta se desarrolle y, sobre todo produzca, hay que tener en cuenta dos parámetros que revisten una importancia fundamental:

Banco Mundial de Germoplasma de Córdoba

el termoperíodo, es decir, la variación anual, diaria y aperiódica de la temperatura del aire; y el fotoperíodo, es decir, el conjunto de procesos que permiten a las plantas regular sus funciones biológicas utilizando el número de horas de luz disponibles durante el año. El olivo es una planta maravillosa, puede soportar climas muy áridos como es el ejemplo de la variedad tunecina Chemlali, variedad que constituye la “foresta” de Sfax y donde en esta región las precipitaciones medias no superan los 230 mm/año. Pero el olivo también soporta climas fríos con temperaturas de hasta -7 ºC. Este maravilloso y único patrimonio genético es, por tanto, un increíble recurso.

CONCLUSIONES

La mejora genética para el establecimiento de nuevos genotipos capaces de hacer frente a este «desafío» climático será uno de los objetivos más importantes. Se conocen más de 2000 variedades de olivo que se han desarrollado y adaptado a los climas más diferentes. Sin embargo, aunque el 95% de la producción mundial de aceite de oliva y aceitunas de mesa está representada por unas 150 variedades, el conocimiento y estudio del patrimonio genético de la especie olea europaea ofrece soluciones que permitirán dar continuidad a la olivicultura en un futuro que, podemos afirmar, que ya se ha convertido en un presente.

Francesco Serafini trabajó durante 23 años en el COI como jefe del departamento de investigación, desarrollo y medio ambiente. Actualmente es presidente de la Asociación “The Garden of Peace” y presidente honorario de la Asociación “Olivares Monumentales de Andalucía”.

Francesco Serafini en el Banco Mundial de Germoplasma de Córdoba

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