El olivo y el cambio climático

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Por Francesco Serafini, Presidente del Jardín de la Paz

HABLEMOS DE LOS SUMIDEROS DE CARBONO

Creo que todo el mundo sabe que una de las funciones más importantes de las plantas es absorber dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera y liberar oxígeno (O₂). Debido a la respiración, una parte del CO₂ vuelve a la atmósfera mientras que otra se almacena en los distintos componentes orgánicos, creando un sumidero de carbono.

La CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) define los sumideros de carbono literalmente como “pozos” de carbono que secuestran CO₂ de la atmósfera. El CO₂ es el gas de efecto invernadero más importante, cuya emisión ha aumentado enormemente en la era industrial, debido principalmente a la combustión de combustibles fósiles. Gracias a la acción de los sumideros de carbono, el CO₂ puede retirarse de la atmósfera y «almacenarse», dejando de provocar el llamado «efecto invernadero».

Un sumidero de carbono es, por tanto, un sistema que retiene CO₂ en mayor cantidad de la que libera: los bosques son un ejemplo típico de ello.

Se puede decir, por tanto, que si una planta aumenta su biomasa (madera) con el tiempo, está absorbiendo y almacenando carbono en sus moléculas orgánicas, con un balance positivo en el secuestro de carbono atmosférico al almacenar más del que emite.

EL OLIVO COMO SUMIDERO DE CARBONO

La agricultura contribuye aproximadamente en el 13,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero pero, de lo expuesto anteriormente, en algunos casos, y en particular en el olivar, cuando se aplican las prácticas de gestión pertinentes, la relación con el cambio climático es bidireccional.

Qué se entiende por bidireccional?

La producción de aceite de oliva provoca necesariamente emisiones de gases de efecto invernadero debido a las operaciones de cultivo típicas de la gestión de un olivar que incluyen la plantación, la fertilización, los tratamientos fitosanitarios, la poda, la recolección, etc… Estas practicas han sido monitorizadas y su impacto cuantificado a través de la metodología conocida como Lyfe Cycle Assessment (LCA).

Desde entonces, la ISO (Organización Internacional de Normalización) ha definido y adoptado normas que proporcionan referencias para la correcta aplicación del ACV.

Para producir nuestro querido oro líquido, por tanto, son inevitables las emisiones de gases de efecto invernadero, pero el olivar desempeña al mismo tiempo un papel clave como sumidero de carbono por su capacidad para captar CO₂ de la atmósfera y almacenarlo, tanto en estructuras vegetales permanentes como en el suelo, aumentando el contenido de materia orgánica y convirtiéndolo en un almacén permanente de CO₂.

EL ACEITE DE OLIVA ES BUENO PARA NUESTRA SALUD Y PARA EL MEDIO AMBIENTE

Según el estudio sobre el balance de CO₂ del aceite de oliva en el mundo elaborado por el COI (Consejo Oleícola Internacional) en 2017, los olivares del mundo son capaces de captar 47 millones de toneladas de CO₂ al año; considerando una superficie de olivar de 10,5 millones de hectáreas, según datos del COI, podemos decir que en términos medios una hectárea de olivar podría captar 4,5 toneladas de CO₂ al año.

Si traducimos esta cifra a la producción de un litro de aceite de oliva virgen o virgen extra, podemos afirmar que para dicha producción la emisión de CO₂ es de aproximadamente 1,5Kg, pero el olivo, en sus partes vegetativas y en el suelo (mediante prácticas de gestión adecuadas), es capaz de secuestrar 11,5Kg de CO₂ con un balance positivo de 10Kg de CO₂ almacenado. Si queremos visualizar esta cifra en un ejemplo aún más evidente, solo tenemos que pensar en la contaminación que produce un coche pequeño en 100 km.

Según los datos publicados por FIAT, un 500 emite 120 g/km de CO₂, en 100 km, la emisión es por tanto de 12 kg. Así que la producción de un kg de aceite de oliva virgen o virgen extra compensa la contaminación de 100 km de un coche pequeño.

Foto Roberta Sorge su unsplash

Recientemente, el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) publicó el AR6-SYS-REPORT en el que se destaca la captura de CO₂ por la agricultura como una de las principales estrategias para luchar contra el cambio climático.

Hoy en día, el olivar es reconocido como parte de la solución contra el cambio climático. El olivo es el mayor cultivo leñoso del mundo y el fijador artificial de CO2 más potente que existe, lo que lo convierte en una herramienta eficaz contra el cambio climático.

En definitiva, a partir de ahora la sociedad mundial debe saber que el aceite de oliva es bueno para la salud y para el medio ambiente. Esto es lo que hay que comunicar a los consumidores para que tomen conciencia de este aspecto tan importante. El regalo de Atenea no deja de sorprendernos. No sólo nos ayuda desde el punto de vista de la salud y la nutrición, sino que ayuda a la humanidad a limpiar los cielos y hacerlos mejores para las generaciones futuras.

Bibliografía:

  • Reteclima.it
  • Rivistadiagraria.org

Francesco Serafini trabajó durante 23 años en el COI como jefe del departamento de investigación, desarrollo y medio ambiente. Actualmente es presidente de la Asociación “The Garden of Peace” y presidente honorario de la Asociación “Olivares Monumentales de Andalucía”.

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