De Gabriel Tarquinio Bertozzi

Brasil se abre camino en el mundo de la olivicultura ampliando sus horizontes a escala nacional. Muchas marcas nuevas de aceite de oliva están creciendo, sobre todo en los estados de Minas Gerais, São Paulo, Rio Grande do Sul, Paraná, Espirito Santo y Santa Catarina.

Es cierto que la producción está aún en fase de desarrollo y que no hay más de 30 almazaras repartidas por todo el país. Sin embargo, el sector oleícola se mueve y se valida presentando ya aceites de gran calidad, premiados en varios concursos internacionales. La calidad no parece ser un obstáculo sino un estímulo para este nuevo sector de la agroindustria brasileña.

Un aspecto muy interesante para destacar es que, aunque muy joven en el difícil panorama del secotr olivicola internacional , Brasil ya dispone de una maquinaria para la extracción de aceite de oliva 100% nacional, que ofrece una tecnología atractiva para los productores tradicionales.

El sistema fue desarrollado y fabricado por la empresa FAST Tecnología Industrial. El sistema ha funcionado tan bien que la empresa ya está planeando su expansión en Portugal.

EL RETO BRASILEÑO

Este es sin duda uno de los aspectos positivos a la hora de implantar un nuevo segmento de mercado. Hay muchos retos, pero, por otro lado, hay un impulso generado por las dificultades y las oportunidades.

Desde el punto de vista agronómico, aún nos queda mucho por descubrir. Sin duda, la olivicultura brasileña ha validado la calidad, pero necesita ganar eficiencia. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo una «zonificación edafoclimática» (áreas geográficas con características climáticas y edáficas homogéneas) para definir nuevas fronteras, especialmente para identificar áreas en las que se puedan implantar modelos de plantación superintensivas.

El estudio varietal se convierte así en uno de los aspectos prioritarios a tener en cuenta a la hora de elegir los cultivares de olivo mejor adaptados a las condiciones climáticas específicas de la zona. Me refiero en particular al termoperiodo (variación anual, diaria y aperiódica de la temperatura del aire) y a las abundantes precipitaciones.

Maria da Fé

La Estación Experimental EPAMIG de Maria da Fé es el punto de referencia brasileño en la gestión de los aspectos inherentes a la olivicultura. De hecho, existe una colección de variedades de olivo con un potencial interesante para la conservación, el estudio y la utilización de este patrimonio genético. También es necesario un trabajo que tenga en cuenta no sólo los aspectos fitosanitarios, sino que, al mismo tiempo, active líneas de investigación específicas también para una futura multiplicación in vitro de las variedades. El objetivo es replicar esta colección en otras partes de Brasil para conservar y estudiar la variabilidad genética presente en la colección en otras áreas.

UNA BÚSQUEDA CONSTANTE

Por ahora, el espíritu emprendedor de los productores brasileños sigue año tras año en su empeño por conseguir mejores resultados en el reto de implantar la olivicultura tropical. Es un hecho que el esfuerzo es grande. Pero la perseverancia y la dedicación superan con creces los contratiempos.

Finalmente, todo comienzo tiene sus obstáculos en el camino. Toda actividad se guía por los laureles del espíritu pionero. Es cierto que las incertidumbres persisten a lo largo del camino. Pero también es cierto que la duda es el mejor camino hacia la certeza.

Brasil está firmemente decidido a seguir buscando el oro líquido, ese regalo de Atenea bueno para el paladar y bueno para la salud.

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Gabriel Tarquinio Bertozzi

Agronomist Specialist in Olive-growing – Technical and commercial area of olive oil and olive tree cultivation – Head of Novos Negócios e Links

Poços de Caldas, State of Minas Gerais, Brazil